Plasma:
La palabra plasma tiene muchos significados pero si hablamos de
tecnología en general o de electrónica de consumo en particular, más
concretamente de televisores de plasma o más rigurosamente de pantallas
de plasma entonces:
Una pantalla de plasma es un tipo de pantalla generalmente usada para
grandes TV (hoy en día a partir de 32 pulgadas). Consta de muchas celdas
diminutas situadas entre dos paneles de cristal que contienen una mezcla
de gases nobles (neón y xenón). El gas en las celdas se convierte
eléctricamente en plasma el cual provoca que una substancia
fosforescente emita luz.
Hasta hace relativamente poco tiempo las pantallas de plasma tenían un
brillo superior, un tiempo de respuesta más rápido, un gran espectro de
colores y un mayor ángulo de visión (comparándolas con las pantallas
LCD). Durante mucho tiempo se creyó que la tecnología LCD era
conveniente tan sólo para pequeñas TV y que no podría competir con la
tecnología del plasma en las pantallas más grandes (particularmente de
42 pulgadas en adelante).
Sin embargo, los cambios y mejoras en la tecnología LCD han hecho más
pequeña esta diferencia. Su poco peso, bajos precios, mayor resolución
disponible (lo que es importante para HDTV) y a
menudo bajo consumo eléctrico convirtieron a las pantallas LCD en duras
competidoras en el mercado de las televisiones. A finales del año 2006
los analistas observaron que las pantallas LCD estaban alcanzando a las
de plasma, particularmente en el importante segmento de las pantallas de
40 pulgadas o más dónde los plasmas habían disfrutado de un fuerte
dominio un par de años antes. Hoy en día las LCD ya compiten con las de
plasma en los segmentos de 50 y 60 pulgadas donde existe casi tanta
variedad en ambas tecnologías.
En las pantallas electrónicas basadas en fósforo (CRT y plasma), una
exposición prolongada de una imagen estática durante mucho tiempo puede
provocar que los objetos que se muestren en ella queden marcados en la
pantalla durante un tiempo. Esto es debido al hecho de que los
compuestos fosforescentes que emiten la luz pierden su luminosidad con
el uso. Como resultado, cuando ciertas áreas de la pantalla son usadas
más frecuentemente que otras, a lo largo del tiempo las áreas de baja
luminosidad se vuelven visibles a simple vista, esto se conoce como
pantalla quemada. Un síntoma muy común es que la calidad de la imagen
disminuye gradualmente conforme a las variaciones de luminosidad que
tienen lugar a lo largo del tiempo, resultando una imagen con aspecto
“embarrado”. Las pantallas LCD por el contrario no suelen sufrir el
denominado “efecto fantasma” típico de las pantallas CRT y plasma.
Las pantallas de plasma pueden variar su funcionamiento con las
condiciones de altura dado que poseen gases que que se modifican por
variaciones físicas, por ejemplo un plasma puede no funcionar
adecuadamente en un piso muy alto por la variación de presión. Los LCD
no poseen este inconveniente y además tienen mayor vida útil.